viernes, 12 de junio de 2015

Noah - Como un niño

Un grito femenino retumbó por todo el supermercado. Pese a lo inesperado de la nueva situación, Noah seguía aferrado a la estantería. Pero la gravedad siempre reclamaba lo que era suyo, ésto y la fortuita ayuda de una mano que tiró de su pierna, consiguió que el chico acabase cayendo de culo contra el suelo.

Sí, sin duda le preocupaba la imagen que estaba dando al nuevo y potencial compañero que le miraba de pie mientras le instaba a huir, con el pantalón manchado de sopa de tomate y la capucha escurriéndose sobre sus largas rastas, sin embargo...

¡...Groooaaaarghhh...!

Impulsado como por un resorte, Noah se levantó y volvió a colocarse la capucha. Tras echar una mirada rápida a ambos lados del pasillo y comprobar la procedencia de ese terrorífico alarido, agarró al desconocido de la mano y echó a correr adentrándose en el laberinto de estanterías.

Durante los primeros segundos de carrera, y si Ale hubiese podido ver el rostro de Noah, habría jurado que todo era como cualquiera esperaría de una situación como aquella. Sin embargo, y tras varios giros bruscos, varios saltos para esquivar cajas y carros y algún que otro resbalón, Ale pudo advertir que se había topado con un chaval de lo más peculiar.

-¡Wuuuhuuu! ¡Jajá!- gritaba y reía mientras, sin soltar la mano del desconocido, corría por salvar la vida.- Prepárate para girar a la izquierda en... Tres, dos, uno... ¡YA!

No sólo parecía que su miedo había desaparecido, si no que podría jurarse que lo estaba disfrutando.
Aunque la diversión, su diversión, duró poco. Pronto se encontraron ante la persiana del almacén del supermercado, de lona azul... Cerrada. Miró al chico y arqueó las cejas esperando una respuesta.

Justo en ese momento, la persiana empezó a abrirse... Parecía que Teresa, a quien Noah no había visto hasta ese momento, había sido más rápida que ellos.
Sin pensarlo entraron en el almacén. ¿Estarían solos?

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